Para los que estamos involucrados en los cambios del entorno empresarial que está viviendo América Latina, es evidente que los mercados de consumo están siendo impactados, las tasas de interés se están moviendo, según las políticas de los diferentes estados, los consumidores cada vez están más capacitados, y como bien se define en nuestros programas de experiencia del cliente, podrían saber más que los propios vendedores.

Desde mi filosofía empresarial, como líder en las diferentes áreas en las cuales me desempeño, siempre me integro con equipos de trabajo que buscan maximizar la productividad, mejorar el desempeño en cada uno de los niveles de las organizaciones, apoyar y fortalecer las habilidades de los líderes y aplicar las mejores herramientas gerenciales.  Ahora bien, ¿Qué están haciendo los líderes de las empresas que quieren salir adelante? Estos no están viendo la crisis como un tiempo de parálisis en el cual se pierde la fuerza ni el enfoque. El líder que baja los brazos por culpar al mercado, ya perdió.

Sabemos que la postura tradicional en momentos difíciles siempre ha sido: “Reduzca los gastos, mejore los costos, elimine las inversiones, y mejore el servicio al cliente”, olvidando que en tiempos de bonanza se ha pregonado: “Pensemos fuera de la caja, necesitamos innovación y creatividad para alcanzar el éxito”, haciendo que los equipos tengan pertenencia y confianza en el futuro de ellos en la empresa.  Qué sucede con los equipos que quedan atrapados bajo estos dos discursos contradictorios e inclusive llegan a verse mermados por recortes de personal.  Los que se van, ya se fueron, ¿pero los que quedan?

Recientemente participé en una sesión de trabajo con líderes y equipos comerciales de dos empresas, una compradora y otra vendedora.  Después de escuchar una negociación que inició de manera tradicional centrada en precios y descuentos, observé como el líder del equipo vendedor hizo un giro que llevó la negociación a un cuadrante exitoso, dando espacio para que las voluntades de ambos construyeran intereses comunes.  Se desvaneció “la muralla de poder” dando espacio para un proceso lleno de honestidad, transparencia y nuevas líneas de acción.  En esta negociación, lejos de irse a lo tradicional de reducción de personal, se buscó salidas innovadoras a pesar del tiempo de crisis.  Probablemente las utilidades se mermaron, pero se protegió al equipo que ha demostrado lealtad y compromiso durante el tiempo.

La crisis no es más que un momento que exige un reacomodo, en el cual el líder tiene la oportunidad y el deber de dar un correcto panorama del futuro.  Es posible que se tenga que replantear los objetivos financieros de los socios, al mismo tiempo en que se podría buscar nuevos mercados, reposicionar la marca, fortalecer la experiencia del cliente, la permanencia en el mercado, nuevos servicios, innovación en los catálogos de productos, aparición de protocolos de productividad, calidad, procesos y otros más.  Los verdaderos líderes no se paralizan ante la crisis, de hecho, consideran que la misma es parte de los múltiples ciclos por los que atraviesan en sus vidas, por eso son líderes.

Hablo a los empresarios, a los emprendedores, a los líderes. ¿qué es lo que se van a hacer en tiempos de crisis?  ¿Qué diferencia a una empresa buena de una sobresaliente?  En mi experiencia podría decir que el líder que valora los vínculos y que logra proyectar a la empresa como un lugar de refugio para las personas leales en el tiempo y para los proveedores que dieron lo mejor en momentos de abundancia.  En una época de vínculos, lo valioso no debería permanecer en el dinero solamente, debería prevalecer la ética, la consecuencia del discurso, los valores.  Cuando se puede hacer dinero, pues hagamos.  Cuando lo que se puede es pasar el río de la incertidumbre, pasemos juntos.  No se vale el refrán del cobarde: sálvense en que pueda.

Le preguntó a los líderes que leen este artículo ¿por qué la crisis genera parálisis o pérdida de los valores con los cuales fundamentamos nuestras organizaciones? Será porque perdemos el nivel de liderazgo por vanidad, porque nos detiene la incertidumbre, o será porque solo administramos nuestra gestión en abundancia, y no sabemos planificar con pocos o escasos recursos.  ¿Cuánto vale tu ética?, ¿qué valores sostienen tu liderazgo?